José Luis García Pérez y la hispano-rusa Alexandra Prokhorova hablan de su trabajo en esta gran producción de Netflix, que ‘secuestró’ el Hotel Hyatt de la Gran Vía para albergar al equipo y grabar las escenas en interiores.
‘El regreso de la espía’ (‘In from the cold’) se colocó como lo segundo más visto de Netflix en todo el mundo nada más estrenarse el pasado 28 de enero. La CIA y el KGB juegan sobre el tablero de Madrid una partida de ajedrez, algo más violenta y con gotas de ciencia ficción. Para su rodaje, en plena pandemia, se cerró el Hotel Hyatt de la Gran Vía, donde vivía el equipo y se grabaron gran parte de las escenas en interiores. En la ficción, la trama viaja de Moscú a la capital de España, escenario verdadero de casi todo lo que ve el espectador.
El sevillano José Luis García Pérez y la hispano-rusa Alexandra Prokhorova hablaron con ABC Play sobre esta coproducción, en la que también participan Luis Callejo, Pablo Capuz, Mabel del Pozo y otros intérpretes españoles dentro de un reparto internacional.
Para empezar, García-Pérez ensalza a la protagonista femenina: «Margarita Levieva es un espectáculo de actriz. No la conocía personalmente y ha sido un regalo. Es capaz de cualquier cosa. Es una intérprete descomunal, de las que aprendes». El actor destaca asimismo que, pese al género y a estar escrita por hombres, se trata de «una serie muy femenina, en la que todas sus mujeres tienen una voz muy poderosa».
Jenny (Levieva) es una madre soltera estadounidense que está de vacaciones en Europa con su hija, pero la CIA la obliga a enfrentarse a un pasado que creía sepultado: el de espía rusa sometida a un experimento secreto del KGB que le dio habilidades especiales.
Dirigen la serie, dos episodios cada uno, Paco Cabezas, Daniel Calparsoro, la británica Ami Canaan Mann y la danesa Birgitte Stærmose. «Las directoras son maravillosas y te puedo decir que no había diferencias en rodar con unos y con otras, pero si las hubiera, los nuestros son de los mejores del mundo. No lo pongas como titular, pero estos dos son muy buenos», asegura el actor español.
José Luis García Pérez es el gran villano de la historia. Tiene además pendiente de estreno otra serie de Netflix, ‘Baruca’, «absolutamente española pero con un afán internacional muy grande». En ella repite con Luis Callejo, en un reparto que incluye a Alberto Ammann, Bárbara Goenaga y Roberto Álamo, entre otros.
Le preguntamos cómo es el malvado Calero, un asunto delicado, porque su apellido coincide con el del jefazo de Cultura en ABC: «Tú sabrás cómo lo escribes; yo lo he disfrutado mucho. Es muy de Adam Glass», creador de la serie, conocido por ‘Caso abierto’ y ‘Sobrenatural’. «Los guiones tienen algo de cómic, lo que me permitía trabajar en el personaje un poco más allá del dibujo, que fuese y tuviese color. Todos los malos tienen razones, siempre. Lo disfruté enormemente porque es un personaje con posibilidades de jugar muchísimo».
No tan bilingüe
Rodar en inglés fue uno de los grandes desafíos para el intérprete, que disculpa una de las licencias que se toma la serie: los personajes hablan a menudo inglés incluso cuando son todos españoles: «Esto lo hablamos hasta la saciedad y se tomó una decisión. No creas que venía dado, pero conforme íbamos rodando nos dábamos cuenta de que era muy extraño hacer demasiados cambios de idioma. Personalmente he disfrutado mucho de rodar en inglés. Me he descubierto una especie de libertad distinta, ya vista en ‘Mallorca files’. Rompe con tu forma habitual y creo que con el cambio de idioma redescubres la importancia de la palabra».
García Pérez desvela que su voz, tan característica, no es algo impostado: «En absoluto. No recuerdo en qué momento me cambió la voz. Recuerdo siempre mi primer año de escuela: Estaban convencidos de que tenía disfonía o nódulos. Un médico me dijo que tenía una cuerda vocal más engrosada de lo normal y que tendría que cuidarme, pero que operarlo era cambiarme mi yo. Agradezco que no lo cambiara. Jamás estoy ronco. Y me hace más reconocible, incluso con mascarilla. Me siento orgulloso de mi voz».
El actor también confiesa que una casualidad encauzó su carrera: «Yo iba para periodista de cabeza, pero me faltó una décima en las notas de corte. Me llevó de rebote a Económicas, nunca sabré en qué momento se me ocurrió. Duré dos años, pero había un taller de teatro, que ya nunca dejé. Me matriculé en Prehistoria y Arqueología, pero el teatro era lo mío».
Nacida para matar
Si García Pérez es el villano, Alexandra Prokhorova es una despiadada asesina del KGB, una máquina de matar que tiene su escena triunfal en el Palacio de Hielo, otro escenario simulado, porque al final tuvo que ser sustituido por una pista en Valdemoro. La actriz nació en San Petersburgo, pero vive en nuestro país desde los ocho años.
Ella ha alternado la danza y la actuación. También patina desde pequeñita. Lo más duro fue la preparación de las escenas de acción, debido a un accidente: «Teníamos preparadores españoles e internacionales. Vino un especialista de París, muy famoso, porque teníamos que hacer las escenas muy bien y que fueran creíbles. Había especialistas, pero muchas las rodábamos nosotros y preparábamos las coreografías de cada pelea, todo muy cronometrado. En la segunda clase sufrí un accidente. Me caí y sufrí un destrozo en el brazo tremendo. Me molestó hasta el último día, pero pude aguantar lesionada».
La actriz es una mujer dura, fortalecida por las dificultades desde que era niña. «Al principio fue difícil en España. Tenía que adaptarme a una vida nueva, en otro idioma nuevo. Me preparaba cada día los ejercicios de clase, aunque no entendía nada. Tenía que leer la tarea, traducirla, que me la explicara mi madre, resolverlo en ruso, traducirlo de vuelta al español y memorizarlo todo». Semejante esfuerzo dio sus frutos: «A los tres meses ya sabía castellano, pero las primeras semanas lloraba de manera desconsolada».
Convivir con los espías
Alexandra asegura que lo de los espías rusos no es un cliché de Occidente. «Convivimos con eso de que el Gobierno te espíe. Están en todas partes, aunque no se hable mucho, por si te escuchan. Hay una gran presencia del gobierno en la vida cotidiana. De niña no lo sabes, pero creces y te das cuenta». Cabía pensar que allí se hablara más de los espías americanos, pero no: «Se habla más de los nuestros. La gente teme más al propio Gobierno que a los extranjeros».
El personaje de Prokhorova fue mutilado en la sala de montaje y no queda demasiado en la serie, aunque ella celebra la oportunidad. Ni siquiera le molesta que, por su origen, le pidan en muchas producciones que exagere el acento. Es curioso que, pese a todo, sea su primer papel de mala. «En mi primer corto también lo era, pero se trataba de un engaño. Y en ‘Latin hitman’ hago de novia de un sicario, pero yo mala no soy».